A pesar de que no son mutuamente excluyentes, definitivamente muchos jugadores tienen problemas para definir que quieren practicar, o como jugar. No es sorpresa que muchas personas ansían demasiado jugar potentemente y aspiran a hacer tiro ganador tras tiro ganador. Pero la realidad es que en la mayoría de las veces, no se necesita tirar a 150 km/h, sino poder devolver la bola y mantenerla en juego.
Nos guste o no, para un nivel de jugador recreacional, la gran mayoría de los puntos se pierden por errores, ya sea estrellándola en la red o yéndose de largo, y aquel que sea más consistente o paciente es quien gana el partido. No es solo una cuestión de técnica, sino de psicología también. Es fundamental mantener una mente fría en el juego para que tu ansiedad de ganar el punto no desborde y hagas un home-run ni baje demasiado como para que no pase la red.
Sin embargo, en cuestión de técnica, en niveles más avanzados, cuando ambos tienen buena consistencia y pueden devolverla fácilmente, quien tenga mayor control del punto por mover al contrincante de un lado a otro y generar mayor velocidad en la bola es quien gana. Hasta este nivel, en lo personal, es cuando se debe enfocar desarrollar potencia.
Si tu juego se basa en potencia solamente y cero consistencia, en un buen día estarás totalmente inspirado, frustrando a tu oponente y sintiéndote en la cima del mundo. Pero, otro día que tu juego esté un poco mal, se sentirá horrible, y, al no tener la opción de pasar la bola con menos potencia y más colocación, el partido se desmoronará bastante rápido
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